Horas y horas tirado en el sofá,
con la mirada en el techo
y la mente ocupada
sin parar de pensar.
El silencio presente está,
unicamente es roto
por el dulce sonido
de las olas rdel mar.
Unas sombras juegan en la pared,
ramas de unas palmeras
que bailan a merced
de la brisa marina.
No puedo cerrar los ojos,
pero si relajar mi pulso,
no puedo dejar de respirar
pero sí controlar su intensidad.
Durante un instante
dejo de escuchar
los sonidos que la naturaleza
inocentemente da.
Durante un instante
dejo de ver
todo cuanto mis ojos
en mí proyectan.
Mi mente me absorve,
me hace recordar,
revive momentos
que ya no están.
Cuando a mi lado estabas,
cuando te podía acariciar,
cuando tu aliento
era todo mi respirar.
Mi corazón palpita,
se acelera, se alegra,
mis pulmones solicitan
más energía para funcionar.
Esos momentos no volverán,
la vida continúa,
podemos repetirlos
muchas veces más...
Las agujas del reloj
se resisten a parar,
acercando el momento
en que nos juntará.
Un destello de luz,
una lámpara en la pared,
que se cuela por mi ventana
para hacerme volver.
La noche es luminosa,
cielo despejado,
miles de estrellas
con la luna a su lado.
Me levanto,
salgo al balcón,
miro al cielo,
siento el amor.
Unos pasos llaman mi atención,
girando la cabeza te veo,
tus femeninos andares,
tu sonrisa al mirarme.
Desaparezco de tu vista
unos instantes,
te abrazo cuando no miras
y te beso cuando quieres.
Tus labios se mueven
a la par que los míos,
tu sangre hierve
al sentir mis latidos.
Unidos estamos
cuando juntamos las manos,
unidos caminamos
sin un rumbo fijado...
Mikel.