
Caminaba entre árboles,
acariciando las verdes hojas,
respirando el aire puro
que por la noche sale.
Veía la luna, blanca y solitaria,
iluminaba el estrecho camino
en ocasiones cubierto
por el viejo follaje.
En unos instantes
la luna desapareció
dejando un cielo oscuro
arropado por la niebla.
Cada vez veía menos,
el camino se iba estrechando,
permitiendo que los aárboles
se abalanzasen sobre mí.
El sudor frío empezó
a recorrer mi cuerpo,
el terror iba apoderándose
de todo mi interior.
Angustiado y atemorizado
no sabía como continuar,
sentía como la soledad
se alejaba de mí por momentos.
No tenía ganas de pensar,
el pánico me tenía absorbido,
decidí sentarme en una esquina,
esperar a que pasara la bruma,
esperar a que la luz llegase.
Un movimiento en falso
fue quien me delató,
sin previo aviso descendí
ladera abajo, con la mala
suerte de no conocer
donde me encontraba.
Herido, aterrorizado,
exhausto y hambriendo
no tenía muchas opciones;
la luna baciló unos instantes...
Poco a poco empecé a ver
una claridad cegadora
con origen en el cielo,
una dulce voz me decía
"No temas, no tengas miedo"
Sentí múltiples sentimientos,
pase de ser de carne y hueso
a formar parte del aire, del viento...
Mikel.