Sentado en mi viejo sillón
escucho como la lluvia
golpea el firme cristal.
Mis pupilas siguen a las gotas
que solas van resbalando
hasta la repisa alcanzar.
En cada una de ellas viaja
un mal recuerdo, sueños deshechados
que ya nunca volverán.
Tras la tormenta viene la claridad,
tras el frío viene el calor
y tras las pesadillas, la paz.
La lluvia de repente cesa,
el silencio se deja escuchar,
ojos cerrados, suave respirar.
Los rayos del sol evaporan
las gotas de agua que mojan
los caminos de mi andar.
Abro los ojos sin pensar,
miro las aceras ya secas,
sonrio al sentir su paz.
Ahora puedo mirar al sol
y cegarme por su esplendor,
sentir su plácido calor.
Ahora puedo sentir la paz,
estando apoyado en tu pecho,
soñando con no despertar...
Mikel.
25/10/10
El Agua Evaporada
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