La Vieja Casa

Un lúgubre pasillo,
largo y frío,
pobremente iluminado
a traves de un cristal.

Amarillentas cortinas
rasgadas por ventiscas,
añejas puertas
que miedo expiran.

Espíritus vuelan
por su gran vacío,
papeles que cuentan
del tiempo vestigios.

Un arbol tenebroso
en la orilla del rio,
en una de sus ramas
creo ver un niño.

Pálido y penetrante,
siento escalofríos,
cuando parpadeo
veo que ha desaparecido.

Prefiero no moverme
pues el lugar desconozco,
de la cabeza no puedo
quitarme esos ojos.

Viejo sillón con orejeras,
con polvo en la oscuridad
encima de la cascada
y vieja madera.

Oigo ruídos bajo mis pies,
algo me oculta el suelo,
andaré con cuidado
para evitar caer.

Entre dos tablones
una sombra puedo ver,
era el niño del árbol
caminando entre mis pies.

Rayo de luz penetrante
rebotando en su pupila,
¡responde, cerebro!
¡Devuélveme a la vida!

Al filo de un suspiro
se desvanece su persona,
ni lo escucho ni lo veo
pero su presencia se nota.

Desesperado intento de correr,
la puerta está cerrada,
la ventana es mi única salida
de esta mala pesadilla.

Me arrimo a la repisa,
me asomo y contemplo la caída,
saltar un suicidio sería,
malas hierbas y gravilla...

Girando la mirada
contemplo un tejado,
sus tejas han volado,
es viejo y agrietado.

Me dispongo a escapar,
confío mi vida
a una vieja tubería,
puente para llegar.

El sentimiento del miedo
me hace sudar, derramando
desde mi cuerpo gotas
al verde y salvaje mar.

Un clavo oxidado
abraza mi fina falda,
rompiendo su tela,
mostrando mis piernas.

Estoy sentada en el tejado,
no se cuanto aguantará,
las maderas cascadas están,
el tiempo las ha dañado.

Se escuchan chasquidos
que vienen del jardín,
el niño viene donde mí
pero ha traído amigos.

Algo raro hay en su piel,
algo raro puedo ver,
todos apuntan al suelo
aunque sus miradas
van al cielo...

"Baja y juega
con nosotros..."
me solicita
uno de ellos.

Parecen de piedra muñecos,
pues todos están muy quietos,
con la cabeza baja,
como si estubiesen muertos.

Cuando menos lo espero
todos levantan la mirada
y sin contemplaciones gritan
"¡Salta!¡Salta!¡Salta!"

No puedo comprender
el mensaje de sus palabras,
todo cobra sentido
cuando miro a mis espaldas.

Una joven niña,
el cabello su rostro tapa,
su presencia es fría,
su piel es muy blanca.

"Ellos quieren tu sangre,
tienen sed de matar,
saltes o no saltes
no lograrás escapar"

Ese mensaje me manda
sin la cabeza levantar,
despues se desnuda
mostrando una herida.


"Me la hicieron ellos
antes de mi cambio de vida,
disfrutan haciendo daño
a quienes les molestan..."

Esta vez me deja peor,
mas helada me quedo,
me pregunto que querrá
decir con cambio de vida...

Al volver a girar la cabeza
me encuentro con su ausencia,
ni vestido ni persona,
se evaporó en un instante.

Haga lo que haga
no tengo salida alguna,
o muerta o degollada
por unas criaturas.

Mi sangre será derramada
tiñendo todo el verde mar,
mi corazón será atravesado
por unos seres
que no son de verdad...

Mi vida, mis ilusiones,
al borde de este tejado
se acabarán, mi respiración
finalmente se detendrá.

Viajaré a una dimensión
desconocida para la humanidad,
viaje ciego y trascendental,
viajaré al lugar donde están...

Mikel.